En un mundo cada vez más complejo, donde quienes conducen los destinos de las principales organizaciones que interactúan en él deben tomar múltiples decisiones en entornos cada vez más complejos, en tiempos acotados y con crecientes niveles de incertidumbre, nuestro país mantiene, desde hace ya bastante tiempo, una permanente disputa / conflicto interno y no logra consolidar un modelo de Sistema de Inteligencia (nacional y militar), adecuado a sus necesidades, tabicando incluso la interrelación necesaria entre los distintos niveles y jurisdicciones. En este contexto, encontrar la forma de disponer de la información veraz y oportuna necesaria se torna improbable, constituyendo ello en una grave vulnerabilidad.
La inteligencia se transformando hoy en una ciencia y un arte cada vez más técnico, complejo y difícil de dominar, las fuentes y los procesos para obtener datos / información son cada vez más diversos, rápidos, fluctuantes, complicados y voluminosos, haciendo imprescindible el uso de nuevas herramientas tecnológicas (muchas veces sensibles), para asistir en la búsqueda, clasificación, integración, fusión, procesamiento y análisis de la misma, ayudando a que los analistas puedan procesar los importantes volúmenes de datos existentes en diversos medios, para poder clasificar y obtener la información necesaria que permita generar conclusiones oportunas para proveerlas / difundirlas a los diferentes requirentes / usuarios.
Esta falta de información e interacción que hoy sin dudas afecta a todos los órdenes de planificación a nivel nacional, militar, operacional y táctico, eleva la incertidumbre y los riesgos en los procesos de toma de decisiones y dificulta seriamente la efectividad de las operaciones reales que ejecuta el instrumento militar tanto en época de paz (caso Escudo Norte, G 20, visitas presidenciales, entre otros), como en caso de crisis o conflicto, donde al haberse desarticulado los organismos de toda la cadena de obtención, gestión y difusión, resulta cada vez más difícil establecer un conocimiento situacional razonable de las posibles amenazas y disponer de una Alerta Estratégica y Táctica adecuada para cada caso (una de las principales deudas que, como lecciones aprendidas, nos dejó el conflicto de Malvinas y que fueran señaladas por el Informe Rattenbach).
El principal desafío será prepararnos y capacitarnos para disputar el acceso / dominio del rápidamente cambiante escenario mundial de la información / conocimiento, muchas veces fugaz, de gran valor y ciertamente generador de poder, por cuya obtención ya no sólo compiten los países, sino además otros organismos y empresas multinacionales, organismos no gubernamentales, mafias / terroristas / criminales trasnacionales y hasta algunos particulares (hackers) entre otros muchos actores interesados en obtener / generar información en forma preferencial para su beneficio.
No menos complejo resulta el desarrollo de modelos que permitan comprobar / validar los resultados de las previsiones posibles e introducir mejoras en cada parte de los procesos de información y toma de decisiones, todo ello en un entorno confiable, seguro y adecuadamente protegido, con alto nivel de tecnificación en cada una de las áreas, donde todas las ciencias básicas (matemáticas, sociales, etc), el ciberespacio, las neurociencias, la inteligencia artificial entre otras, se abren como oportunidades y/o campos propicios para optimizar la gestión / explotación de la información disponible y al mismo tiempo, para la elaboración de los productos ya no sólo para asistir a la toma de decisiones propias, sino para influir en forma activa sobre la actitud y voluntad de los posibles adversarios y desarrollar las propias estrategias y operaciones de inteligencia.
En este duelo, el ciberespacio se ha ido convirtiendo en un nuevo ámbito de acción vital para el desarrollo pleno de las actividades de inteligencia, en cuyo campo de batalla, numerosos y a veces desconocidos actores compiten, por un lado por acceder / controlar la información que se difunde y traslada utilizando / dominando las redes, la tecnología y las aplicaciones disponibles, por otro para negar el acceso y proteger las propias, por otro para influir en el pensamiento / voluntad de un publico determinado (objeto u objetivo), ocultar, negar o generar falsa información y por otro para actuar en forma activa, afectando voluntades, intenciones, redes o sistemas.
Resumiendo, para disponer de una adecuada protección, es necesario disponer de un sistema de inteligencia que al menos prevea, en primer lugar, la protección de la información sensible propia, para evitar la obtención / filtración no deseada, en segundo lugar asegurar la protección de las redes, aplicaciones y sistemas propios, detectando las vulnerabilidades y neutralizando los intentos de acceso, obtención, saturación, afectación y/o ataque, en tercer lugar para evitar caer en la desinformación /acción psicológica / inducción / relato / engaño al que nos puedan querer llevar con información falsa suministrada; en cuarto lugar disponer de capacidad para realizar tales acciones para beneficio propio, en quinto lugar disponer de capacidad para infiltrar sistemas, redes y/o controlar aplicaciones que nos aseguren la disponibilidad deseada de información y finalmente disponer de capacidades ofensivas que permitan, en caso de conflicto la disrupción / saturación / interrupción / colapso / destrucción de redes y sistemas de gestión / información y otros objetivos de interés, entendiendo que cada uno de los mencionados actores podría estar en condiciones de realizar todas o algunas de estas acciones para lograr sus objetivos y donde quien domine la información y/o su circulación, sin duda podrá obtener ventajas para el logro de sus objetivos.
No menos importante resulta considerar las otras áreas de su propio campo de batalla, la detección y determinación oportuna de amenazas, su seguimiento y prevención de sus potenciales acciones letales, la acción informativa como medio para concientizar, disuadir y/o facilitar el logro pacífico de los fines propios y la contra inteligencia, como forma de negar el acceso a la propia información, todo ello entrelazado con las múltiples capas y acciones que se desarrollan dentro de una nación.
Sin dudas el sistema de inteligencia forma parte indisoluble del sistema de defensa nacional y la tarea de recuperarlo es compleja y difícil, pero en un mundo globalizado, carecer de él, implicaría no disponer de una herramienta vital para la conducción, por lo que otro desafío asumido por el Foro Argentino de Defensa será colaborar y aportar su experiencia y pensamiento para diagnosticar, diseñar e implementar en nuestro país un sistema de inteligencia que alimente adecuadamente a los distintos niveles de conducción / decisión (incluido el militar) y ayudar a construir, en lo posible, una política de estado en esta área.